
La Fuerza Fronteriza Australiana (ABF) ha concluido una operación de alta visibilidad de una semana en Portland, Victoria, dirigida a combatir la infiltración del crimen organizado en la cadena de suministro marítima del país. Anunciada el 10 de noviembre de 2025, esta acción combinó inspecciones a embarcaciones, vigilancia aérea y trabajo comunitario, coincidiendo con el 175º aniversario de la Casa de Aduanas de Portland.
El inspector Malcolm Hollis explicó que la ofensiva se centró en “insiders de confianza”: trabajadores portuarios, tripulantes y personal logístico que podrían facilitar la importación de cocaína y metanfetaminas por valor de millones de dólares. La inteligencia indica que los cárteles criminales usan cada vez más barcos mercantes legítimos para dejar cargamentos ilícitos en el mar, que luego son recogidos por embarcaciones pesqueras o recreativas antes de llegar a tierra.
La operación refleja el cambio de Canberra hacia una aplicación móvil y basada en inteligencia, en lugar de puntos de control estáticos. Para las navieras, agentes de carga y gestores de movilidad que trasladan personal especializado por puertos australianos, el mensaje es claro: deben esperar controles de credenciales más estrictos y posibles retrasos si sus embarcaciones son seleccionadas para inspección. La ABF instó a la industria a promover su línea directa Border Watch y advirtió que no asegurar las zonas restringidas podría derivar en revisiones de licencias o sanciones civiles bajo la Ley de Aduanas.
Aunque principalmente es una medida de seguridad, la patrulla también tiene implicaciones para la movilidad. Los marineros que incumplan las condiciones de visa o las normas de visa para tripulación marítima pueden ser detenidos y deportados, y las empresas podrían ser excluidas del programa de Visa para Tripulación Marítima. Los trabajadores internacionales asignados en comunidades portuarias deben asegurarse de portar identificación adecuada y cumplir con las indicaciones de la ABF durante estos operativos.
El inspector Malcolm Hollis explicó que la ofensiva se centró en “insiders de confianza”: trabajadores portuarios, tripulantes y personal logístico que podrían facilitar la importación de cocaína y metanfetaminas por valor de millones de dólares. La inteligencia indica que los cárteles criminales usan cada vez más barcos mercantes legítimos para dejar cargamentos ilícitos en el mar, que luego son recogidos por embarcaciones pesqueras o recreativas antes de llegar a tierra.
La operación refleja el cambio de Canberra hacia una aplicación móvil y basada en inteligencia, en lugar de puntos de control estáticos. Para las navieras, agentes de carga y gestores de movilidad que trasladan personal especializado por puertos australianos, el mensaje es claro: deben esperar controles de credenciales más estrictos y posibles retrasos si sus embarcaciones son seleccionadas para inspección. La ABF instó a la industria a promover su línea directa Border Watch y advirtió que no asegurar las zonas restringidas podría derivar en revisiones de licencias o sanciones civiles bajo la Ley de Aduanas.
Aunque principalmente es una medida de seguridad, la patrulla también tiene implicaciones para la movilidad. Los marineros que incumplan las condiciones de visa o las normas de visa para tripulación marítima pueden ser detenidos y deportados, y las empresas podrían ser excluidas del programa de Visa para Tripulación Marítima. Los trabajadores internacionales asignados en comunidades portuarias deben asegurarse de portar identificación adecuada y cumplir con las indicaciones de la ABF durante estos operativos.










