
Nuevos datos turísticos publicados el 8 de noviembre revelan que la estancia media de los visitantes extranjeros durante la temporada alta de verano aumentó de 3,4 a 3,7 noches, mientras que el número total de huéspedes creció un 4 % en comparación con el verano de 2024. Praga sigue siendo el principal imán con más de 2 millones de visitantes, pero los destinos regionales—liderados por Český Krumlov, Karlovy Vary y Olomouc—registraron un crecimiento de dos dígitos en pernoctaciones.
El aumento en la duración de las visitas se atribuye a la debilidad de la corona checa frente al euro y al dólar, lo que ha mejorado la percepción de valor para los turistas occidentales, y a la agresiva expansión de rutas aéreas: el aeropuerto de Praga añadió 12 rutas estacionales este verano, incluyendo tres vuelos chárter de larga distancia hacia Asia Oriental y Norteamérica.
Para los gestores de movilidad, esta tendencia genera dos presiones opuestas. Por un lado, los hoteles fuera de Praga están más dispuestos a negociar tarifas corporativas para estancias largas durante la temporada baja, lo que ofrece ahorros potenciales para programas de formación de empleados desplazados. Por otro lado, el aumento de la ocupación en ciudades termales como Karlovy Vary reduce la disponibilidad durante las semanas de eventos principales, obligando a quienes reservan a última hora a optar por alojamientos boutique más caros.
La Autoridad de Turismo de la República Checa anuncia que destinará fondos publicitarios de mercados orientados al volumen a promociones de “estancias de calidad” que destaquen la gastronomía, el ciclismo y la infraestructura para congresos. Los analistas prevén que si la estancia media supera las cuatro noches en 2026, el país podría superar los 24 millones de pernoctaciones por primera vez desde la pandemia, subrayando la resiliencia de la República Checa como un centro de movilidad tanto de ocio como de negocios en Europa Central.
El aumento en la duración de las visitas se atribuye a la debilidad de la corona checa frente al euro y al dólar, lo que ha mejorado la percepción de valor para los turistas occidentales, y a la agresiva expansión de rutas aéreas: el aeropuerto de Praga añadió 12 rutas estacionales este verano, incluyendo tres vuelos chárter de larga distancia hacia Asia Oriental y Norteamérica.
Para los gestores de movilidad, esta tendencia genera dos presiones opuestas. Por un lado, los hoteles fuera de Praga están más dispuestos a negociar tarifas corporativas para estancias largas durante la temporada baja, lo que ofrece ahorros potenciales para programas de formación de empleados desplazados. Por otro lado, el aumento de la ocupación en ciudades termales como Karlovy Vary reduce la disponibilidad durante las semanas de eventos principales, obligando a quienes reservan a última hora a optar por alojamientos boutique más caros.
La Autoridad de Turismo de la República Checa anuncia que destinará fondos publicitarios de mercados orientados al volumen a promociones de “estancias de calidad” que destaquen la gastronomía, el ciclismo y la infraestructura para congresos. Los analistas prevén que si la estancia media supera las cuatro noches en 2026, el país podría superar los 24 millones de pernoctaciones por primera vez desde la pandemia, subrayando la resiliencia de la República Checa como un centro de movilidad tanto de ocio como de negocios en Europa Central.






