
Los jubilados canadienses que normalmente viajan al sur cada invierno están cancelando sus planes de viaje a Estados Unidos debido a las crecientes tensiones comerciales entre EE. UU. y Canadá, así como a los controles fronterizos estadounidenses más estrictos. Una encuesta de la Asociación de Seguros de Salud para Viajes de Canadá, publicada el 9 de noviembre, revela que solo el 26 % de los canadienses planea pasar parte del invierno en Estados Unidos, frente al 41 % del año pasado; entre los mayores de 61 años, la cifra cae a apenas el 10 %.
Entre las causas están la última ronda de aranceles del presidente Donald Trump sobre productos canadienses y las medidas migratorias más rigurosas que exigen a los visitantes no estadounidenses que permanezcan más de 30 días registrar su ubicación y, a partir de diciembre, presentar fotos biométricas tanto al entrar como al salir. Los reportes de aplicación inconsistente y revisiones secundarias han generado incertidumbre en los cruces terrestres.
Este cambio tiene dos consecuencias inmediatas en la movilidad. Primero, los proveedores de servicios en EE. UU., desde alquileres de condominios en Florida hasta clínicas de salud en Arizona, podrían enfrentar una caída multimillonaria en el gasto estacional de canadienses. Segundo, las oficinas de turismo canadienses registran reservas domésticas récord, lo que sugiere que los jubilados podrían optar por estancias prolongadas dentro de Canadá o explorar destinos más acogedores como México y Portugal.
Los gestores de programas de viaje deben actualizar las recomendaciones para cruzar la frontera: los canadienses que viajen deben considerar tiempos adicionales para trámites, presentar pruebas de alojamiento y demostrar planes de salida. Los propietarios de viviendas para “snowbirds” también deben vigilar los umbrales de residencia estatal en EE. UU.; pasar menos días en el país podría ayudar a evitar complicaciones fiscales si el nuevo sistema de registro refleja con mayor precisión la presencia real.
Entre las causas están la última ronda de aranceles del presidente Donald Trump sobre productos canadienses y las medidas migratorias más rigurosas que exigen a los visitantes no estadounidenses que permanezcan más de 30 días registrar su ubicación y, a partir de diciembre, presentar fotos biométricas tanto al entrar como al salir. Los reportes de aplicación inconsistente y revisiones secundarias han generado incertidumbre en los cruces terrestres.
Este cambio tiene dos consecuencias inmediatas en la movilidad. Primero, los proveedores de servicios en EE. UU., desde alquileres de condominios en Florida hasta clínicas de salud en Arizona, podrían enfrentar una caída multimillonaria en el gasto estacional de canadienses. Segundo, las oficinas de turismo canadienses registran reservas domésticas récord, lo que sugiere que los jubilados podrían optar por estancias prolongadas dentro de Canadá o explorar destinos más acogedores como México y Portugal.
Los gestores de programas de viaje deben actualizar las recomendaciones para cruzar la frontera: los canadienses que viajen deben considerar tiempos adicionales para trámites, presentar pruebas de alojamiento y demostrar planes de salida. Los propietarios de viviendas para “snowbirds” también deben vigilar los umbrales de residencia estatal en EE. UU.; pasar menos días en el país podría ayudar a evitar complicaciones fiscales si el nuevo sistema de registro refleja con mayor precisión la presencia real.









