
Ahora, en su sexta semana, el cierre federal en Estados Unidos está afectando gravemente al sistema de aviación. Un informe de WISH-TV actualizado a las 10:37 a.m. del 8 de noviembre confirma 29 vuelos cancelados y 44 retrasos en el Aeropuerto Internacional de Indianápolis, reflejando interrupciones similares en aeropuertos de todo el país. El motivo: una grave escasez de personal en la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), donde los agentes no han recibido dos pagos.
El representante sindical Myles Wagner declaró a los medios que decenas de agentes de seguridad ya han renunciado o tomado licencias sin goce de sueldo porque no pueden cubrir el alquiler y los servicios básicos. El personal restante está trabajando horas extras obligatorias, lo que genera preocupación por posibles fallos de seguridad debido al cansancio. Los viajeros han comenzado a llegar con cuatro horas de anticipación, y las aerolíneas advierten que el pico de viajes por Acción de Gracias podría volverse ingobernable si el cierre continúa.
Para los gestores de viajes corporativos, las tareas inmediatas son revisar las evaluaciones de riesgo, autorizar cambios flexibles en las reservas y presupuestar posibles noches adicionales en caso de conexiones fallidas. Las empresas con viajeros críticos —ingenieros de mantenimiento, personal médico, ejecutivos de alto nivel— deberían considerar membresías en TSA PreCheck o CLEAR para reducir tiempos de espera, aunque ninguno de estos programas está exento si la falta de personal empeora.
Los grupos del sector estiman que el cierre está costando a la economía turística de EE.UU. más de 150 millones de dólares diarios, con efectos colaterales en la ocupación hotelera y las flotas de alquiler de autos. Crece la presión sobre el Congreso para aprobar al menos un proyecto de ley de financiamiento temporal que mantenga el pago al personal de la TSA y la FAA.
El representante sindical Myles Wagner declaró a los medios que decenas de agentes de seguridad ya han renunciado o tomado licencias sin goce de sueldo porque no pueden cubrir el alquiler y los servicios básicos. El personal restante está trabajando horas extras obligatorias, lo que genera preocupación por posibles fallos de seguridad debido al cansancio. Los viajeros han comenzado a llegar con cuatro horas de anticipación, y las aerolíneas advierten que el pico de viajes por Acción de Gracias podría volverse ingobernable si el cierre continúa.
Para los gestores de viajes corporativos, las tareas inmediatas son revisar las evaluaciones de riesgo, autorizar cambios flexibles en las reservas y presupuestar posibles noches adicionales en caso de conexiones fallidas. Las empresas con viajeros críticos —ingenieros de mantenimiento, personal médico, ejecutivos de alto nivel— deberían considerar membresías en TSA PreCheck o CLEAR para reducir tiempos de espera, aunque ninguno de estos programas está exento si la falta de personal empeora.
Los grupos del sector estiman que el cierre está costando a la economía turística de EE.UU. más de 150 millones de dólares diarios, con efectos colaterales en la ocupación hotelera y las flotas de alquiler de autos. Crece la presión sobre el Congreso para aprobar al menos un proyecto de ley de financiamiento temporal que mantenga el pago al personal de la TSA y la FAA.









