
El 7 de noviembre de 2025, la ONG France terre d’asile publicó un informe de 20 páginas que cuantifica el impacto fiscal de una política migratoria más abierta. Basándose en datos de la Seguridad Social, modelos del mercado laboral del OFCE y proyecciones demográficas recientes del INSEE, la asociación calcula que cinco medidas pragmáticas —acelerar la emisión de permisos de trabajo, ampliar la tarjeta de residencia de un año para los “métiers en tension” de 2024, aumentar la capacidad de los centros de acogida, reconocer más rápido las cualificaciones extranjeras y reducir los tiempos de espera para solicitantes de asilo— generarían 5.600 millones de euros adicionales en ingresos por impuestos y cotizaciones sociales para 2030. Tras deducir un coste estimado de 2.300 millones de euros en programas adicionales (vivienda, formación lingüística y personal administrativo), el beneficio neto para el presupuesto estatal alcanzaría los 3.300 millones de euros anuales ya en 2028.
El informe sostiene que el enfoque restrictivo actual es económicamente contraproducente: el 42 % de los solicitantes de asilo ya trabaja de forma informal en el plazo de un año, mientras que empleadores en construcción, cuidados y hostelería reportan 320.000 vacantes sin cubrir. Retrasos de hasta 18 meses para obtener la primera autorización de trabajo suponen pérdidas en cotizaciones y empujan a muchos recién llegados al trabajo no declarado. Por ello, France terre d’asile insta al Gobierno a alinear sus políticas con la Chancenkarte alemana de 2022, que permite a solicitantes cualificados buscar empleo dentro del país, y con el sistema Express Entry de Canadá.
Más allá de los números globales, la ONG presenta casos concretos. Amal, una enfermera siria de 29 años en Lyon, lleva 14 meses esperando el reconocimiento de su título a pesar de la escasez regional de 9.000 enfermeros. Si hubiera podido ejercer en seis meses, el sistema de salud habría recaudado 7.600 euros en cotizaciones de empleador y empleado. De igual forma, una empresa logística en Lille afirma gastar 1.500 euros por vacante en comisiones a agencias temporales debido a la falta de carretilleros, puestos que muchos migrantes regularizados podrían cubrir de inmediato.
Los grupos empresariales reaccionaron con cautela. La patronal Medef valoró “una contribución útil que refleja la realidad del mercado laboral”, pero insistió en que las reformas deben ir acompañadas de medidas más estrictas contra el empleo ilegal. Los partidos de oposición de derecha calificaron las cifras de “ilusorias”. No obstante, el estudio probablemente influirá en las discusiones parlamentarias sobre el Presupuesto 2026, donde los programas de inmigración están bajo estrecha vigilancia. Para los gestores de movilidad global, el mensaje es claro: Francia podría pasar gradualmente de la contención a la atracción, abriendo nuevas vías para contratar talento fuera de la UE y regularizar al personal ya presente.
El informe sostiene que el enfoque restrictivo actual es económicamente contraproducente: el 42 % de los solicitantes de asilo ya trabaja de forma informal en el plazo de un año, mientras que empleadores en construcción, cuidados y hostelería reportan 320.000 vacantes sin cubrir. Retrasos de hasta 18 meses para obtener la primera autorización de trabajo suponen pérdidas en cotizaciones y empujan a muchos recién llegados al trabajo no declarado. Por ello, France terre d’asile insta al Gobierno a alinear sus políticas con la Chancenkarte alemana de 2022, que permite a solicitantes cualificados buscar empleo dentro del país, y con el sistema Express Entry de Canadá.
Más allá de los números globales, la ONG presenta casos concretos. Amal, una enfermera siria de 29 años en Lyon, lleva 14 meses esperando el reconocimiento de su título a pesar de la escasez regional de 9.000 enfermeros. Si hubiera podido ejercer en seis meses, el sistema de salud habría recaudado 7.600 euros en cotizaciones de empleador y empleado. De igual forma, una empresa logística en Lille afirma gastar 1.500 euros por vacante en comisiones a agencias temporales debido a la falta de carretilleros, puestos que muchos migrantes regularizados podrían cubrir de inmediato.
Los grupos empresariales reaccionaron con cautela. La patronal Medef valoró “una contribución útil que refleja la realidad del mercado laboral”, pero insistió en que las reformas deben ir acompañadas de medidas más estrictas contra el empleo ilegal. Los partidos de oposición de derecha calificaron las cifras de “ilusorias”. No obstante, el estudio probablemente influirá en las discusiones parlamentarias sobre el Presupuesto 2026, donde los programas de inmigración están bajo estrecha vigilancia. Para los gestores de movilidad global, el mensaje es claro: Francia podría pasar gradualmente de la contención a la atracción, abriendo nuevas vías para contratar talento fuera de la UE y regularizar al personal ya presente.







