
Un boletín federal sobre políticas del 5 de noviembre de la Universidad de Washington destacó dos desarrollos importantes en movilidad laboral: el Departamento de Trabajo (DOL) ha reanudado discretamente la adjudicación de Solicitudes de Condiciones Laborales (LCA) y solicitudes de salario prevaleciente para casos de H-1B, E-3 y residencia permanente, a pesar del cierre gubernamental en curso; y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) emitió una norma final provisional el 30 de octubre que elimina la mayoría de las extensiones automáticas de 180 días de los Documentos de Autorización de Empleo (EAD).
La medida del DOL ofrece un alivio a los empleadores que enfrentan retrasos críticos en las fechas de inicio para talento extranjero. Las peticiones para extensiones, enmiendas y cambios de empleador en H-1B pueden avanzar nuevamente, aunque los nuevos H-1B sujetos a límite siguen en espera hasta que se resuelva la litigación sobre la tarifa de presentación de $100,000 establecida en la era Trump. Se recomienda a las empresas re-priorizar las fechas de inicio a corto plazo y monitorear el impacto en el flujo de caja en caso de que las tarifas deban pagarse retroactivamente.
Por otro lado, la norma del DHS endurece la continuidad de la autorización de trabajo para muchas categorías de no inmigrantes, incluyendo ciertos solicitantes humanitarios. Las extensiones automáticas ahora se limitarán a grupos muy específicos, obligando a miles a renovar a tiempo o arriesgarse a interrupciones laborales. Los titulares de F-1 OPT y STEM-OPT están exentos, pero beneficiarios de L-2, E-2 y TPS podrían enfrentar vacíos en su autorización.
Los responsables de movilidad deben auditar las fechas de expiración, crear calendarios de renovación de 180 días y presupuestar para actualizaciones de procesamiento premium cuando estén disponibles. No mantener EADs vigentes expone a los empleadores a responsabilidades en el formulario I-9 y posibles reclamaciones de pagos atrasados.
En conjunto, la reactivación del DOL y las restricciones del DHS reflejan las presiones contradictorias de un cierre prolongado: las agencias buscan mantener la economía en movimiento mientras avanzan en objetivos regulatorios que pueden complicar la planificación de la fuerza laboral.
La medida del DOL ofrece un alivio a los empleadores que enfrentan retrasos críticos en las fechas de inicio para talento extranjero. Las peticiones para extensiones, enmiendas y cambios de empleador en H-1B pueden avanzar nuevamente, aunque los nuevos H-1B sujetos a límite siguen en espera hasta que se resuelva la litigación sobre la tarifa de presentación de $100,000 establecida en la era Trump. Se recomienda a las empresas re-priorizar las fechas de inicio a corto plazo y monitorear el impacto en el flujo de caja en caso de que las tarifas deban pagarse retroactivamente.
Por otro lado, la norma del DHS endurece la continuidad de la autorización de trabajo para muchas categorías de no inmigrantes, incluyendo ciertos solicitantes humanitarios. Las extensiones automáticas ahora se limitarán a grupos muy específicos, obligando a miles a renovar a tiempo o arriesgarse a interrupciones laborales. Los titulares de F-1 OPT y STEM-OPT están exentos, pero beneficiarios de L-2, E-2 y TPS podrían enfrentar vacíos en su autorización.
Los responsables de movilidad deben auditar las fechas de expiración, crear calendarios de renovación de 180 días y presupuestar para actualizaciones de procesamiento premium cuando estén disponibles. No mantener EADs vigentes expone a los empleadores a responsabilidades en el formulario I-9 y posibles reclamaciones de pagos atrasados.
En conjunto, la reactivación del DOL y las restricciones del DHS reflejan las presiones contradictorias de un cierre prolongado: las agencias buscan mantener la economía en movimiento mientras avanzan en objetivos regulatorios que pueden complicar la planificación de la fuerza laboral.











