
Brasil dio un paso decisivo para restaurar el viaje sin visa para tres de sus mercados turísticos de larga distancia más importantes el 6 de noviembre de 2025, cuando la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara de Diputados aprobó el Proyecto de Decreto Legislativo 206/2023. La medida revocaría el Decreto Presidencial 11.515/23, que en abril había vuelto a imponer el requisito de visa a ciudadanos de Australia, Canadá y Estados Unidos, reactivando la exención unilateral que estuvo vigente entre mediados de 2019 y marzo de 2020.
Los defensores de la propuesta argumentan que la reinstauración del requisito de visa llegó en el peor momento: justo cuando Brasil intenta reconstruir el turismo receptivo y convencer a las aerolíneas de aumentar la capacidad tras la caída provocada por la pandemia. Durante el debate en la comisión, el relator Marcel van Hattem citó datos del Ministerio de Turismo que muestran que la exención previa generó un estimado de 80,000 visitantes adicionales e inyectó 328 millones de reales (unos 65 millones de dólares) en la economía en menos de diez meses. Las asociaciones del sector añaden que cada turista de larga distancia gasta aproximadamente tres veces más que un viajero nacional promedio, amplificando el impacto económico en hoteles, restaurantes y pequeños proveedores en todo el país.
Si el decreto es finalmente aprobado por la Cámara en pleno y el Senado, los viajeros de estos tres países recuperarían el derecho a ingresar a Brasil por hasta 90 días sin necesidad de solicitar visa consular ni la recientemente lanzada e-Visa. Aerolíneas y operadores turísticos podrían volver a promocionar Brasil como un destino sin complicaciones, algo que competidores como Chile y Argentina han aprovechado en los últimos años. Los gestores de movilidad corporativa también celebran el cambio, ya que elimina trámites para ejecutivos que asisten a reuniones en Brasil o gestionan operaciones regionales.
En la práctica, las empresas deben seguir de cerca el calendario legislativo. La Comisión de Constitución y Justicia debe examinar el texto a continuación, seguido de dos votaciones en el pleno. Fuentes oficiales indican que la implementación podría darse tan pronto como en la temporada alta del verano austral, si el proyecto supera el Congreso antes del receso navideño. Hasta entonces, los viajeros de estos países deben seguir obteniendo la e-Visa.
Más allá del turismo, el debate es un ejemplo de cómo la política interna influye en la política de movilidad. Los críticos de la exención unilateral sostienen que Brasil debería exigir reciprocidad. Los defensores responden que, en un mercado global de viajes, la reciprocidad es menos importante que la competitividad. Con destinos vecinos ya eliminando barreras, Brasil no puede permitirse ser un caso aislado si quiere que el sector alcance la meta gubernamental de 10 millones de llegadas internacionales para 2027.
Los defensores de la propuesta argumentan que la reinstauración del requisito de visa llegó en el peor momento: justo cuando Brasil intenta reconstruir el turismo receptivo y convencer a las aerolíneas de aumentar la capacidad tras la caída provocada por la pandemia. Durante el debate en la comisión, el relator Marcel van Hattem citó datos del Ministerio de Turismo que muestran que la exención previa generó un estimado de 80,000 visitantes adicionales e inyectó 328 millones de reales (unos 65 millones de dólares) en la economía en menos de diez meses. Las asociaciones del sector añaden que cada turista de larga distancia gasta aproximadamente tres veces más que un viajero nacional promedio, amplificando el impacto económico en hoteles, restaurantes y pequeños proveedores en todo el país.
Si el decreto es finalmente aprobado por la Cámara en pleno y el Senado, los viajeros de estos tres países recuperarían el derecho a ingresar a Brasil por hasta 90 días sin necesidad de solicitar visa consular ni la recientemente lanzada e-Visa. Aerolíneas y operadores turísticos podrían volver a promocionar Brasil como un destino sin complicaciones, algo que competidores como Chile y Argentina han aprovechado en los últimos años. Los gestores de movilidad corporativa también celebran el cambio, ya que elimina trámites para ejecutivos que asisten a reuniones en Brasil o gestionan operaciones regionales.
En la práctica, las empresas deben seguir de cerca el calendario legislativo. La Comisión de Constitución y Justicia debe examinar el texto a continuación, seguido de dos votaciones en el pleno. Fuentes oficiales indican que la implementación podría darse tan pronto como en la temporada alta del verano austral, si el proyecto supera el Congreso antes del receso navideño. Hasta entonces, los viajeros de estos países deben seguir obteniendo la e-Visa.
Más allá del turismo, el debate es un ejemplo de cómo la política interna influye en la política de movilidad. Los críticos de la exención unilateral sostienen que Brasil debería exigir reciprocidad. Los defensores responden que, en un mercado global de viajes, la reciprocidad es menos importante que la competitividad. Con destinos vecinos ya eliminando barreras, Brasil no puede permitirse ser un caso aislado si quiere que el sector alcance la meta gubernamental de 10 millones de llegadas internacionales para 2027.












