
Los viajeros de negocios y ocio se llevaron una sorpresa desagradable la noche del 5 de noviembre, cuando una densa niebla cubrió el noreste de Escocia, obligando al Aeropuerto Internacional de Aberdeen (ABZ) a cancelar o retrasar al menos siete vuelos. Los servicios de British Airways a Londres-Heathrow y London-City fueron cancelados, mientras que KLM desvió el vuelo KL913 con destino a Ámsterdam hacia Edimburgo y trasladó a los pasajeros en autobús hacia el norte. La aerolínea regional Loganair también advirtió sobre retrasos en cadena.
La interrupción ocurrió en una semana de alta demanda para los viajeros del sector energético que se desplazan entre Aberdeen y Londres, así como para los trabajadores offshore que se trasladan a las bases de helicópteros en Dyce. Al ser Aberdeen un aeropuerto satélite, las conexiones perdidas afectaron a toda la red del Reino Unido: los pasajeros con vuelos de larga distancia desde Heathrow perdieron sus conexiones protegidas, y los operadores de carga tuvieron que redirigir equipos críticos para la industria del petróleo y gas.
La agencia de gestión del tráfico aéreo NATS informó de una visibilidad inferior a 300 metros durante gran parte de la mañana, lo que activó procedimientos de baja visibilidad y redujo a la mitad la capacidad de la pista. Aunque las condiciones mejoraron hacia media tarde, las aerolíneas tuvieron que buscar aviones y tripulaciones adicionales —KLM utilizó un Boeing 737-900— para despejar los retrasos acumulados, que se prolongaron hasta entrada la noche.
Para los responsables de viajes corporativos, este incidente es un recordatorio de la importancia de incluir flexibilidad en las políticas de viaje durante el otoño e invierno, cuando la niebla puede paralizar aeropuertos regionales con capacidades limitadas de aterrizaje por instrumentos. Las empresas deberían revisar los protocolos de cuidado para el personal que quede varado durante la noche y asegurarse de reservar billetes con tarifas interlineales que permitan cambios de ruta vía Glasgow o Edimburgo con poca antelación.
Aunque se trató de un problema meteorológico, el suceso alimenta el debate sobre la conectividad regional en el Reino Unido. Los grupos empresariales volvieron a pedir al gobierno que acelere las mejoras ferroviarias entre Aberdeen y la Central Belt para reducir la dependencia de vuelos de corta distancia, que son vulnerables a las inclemencias del tiempo y a futuros impuestos medioambientales.
La interrupción ocurrió en una semana de alta demanda para los viajeros del sector energético que se desplazan entre Aberdeen y Londres, así como para los trabajadores offshore que se trasladan a las bases de helicópteros en Dyce. Al ser Aberdeen un aeropuerto satélite, las conexiones perdidas afectaron a toda la red del Reino Unido: los pasajeros con vuelos de larga distancia desde Heathrow perdieron sus conexiones protegidas, y los operadores de carga tuvieron que redirigir equipos críticos para la industria del petróleo y gas.
La agencia de gestión del tráfico aéreo NATS informó de una visibilidad inferior a 300 metros durante gran parte de la mañana, lo que activó procedimientos de baja visibilidad y redujo a la mitad la capacidad de la pista. Aunque las condiciones mejoraron hacia media tarde, las aerolíneas tuvieron que buscar aviones y tripulaciones adicionales —KLM utilizó un Boeing 737-900— para despejar los retrasos acumulados, que se prolongaron hasta entrada la noche.
Para los responsables de viajes corporativos, este incidente es un recordatorio de la importancia de incluir flexibilidad en las políticas de viaje durante el otoño e invierno, cuando la niebla puede paralizar aeropuertos regionales con capacidades limitadas de aterrizaje por instrumentos. Las empresas deberían revisar los protocolos de cuidado para el personal que quede varado durante la noche y asegurarse de reservar billetes con tarifas interlineales que permitan cambios de ruta vía Glasgow o Edimburgo con poca antelación.
Aunque se trató de un problema meteorológico, el suceso alimenta el debate sobre la conectividad regional en el Reino Unido. Los grupos empresariales volvieron a pedir al gobierno que acelere las mejoras ferroviarias entre Aberdeen y la Central Belt para reducir la dependencia de vuelos de corta distancia, que son vulnerables a las inclemencias del tiempo y a futuros impuestos medioambientales.







