
En su reunión del 5 de noviembre, el Comité de Política Monetaria de Brasil (Copom) mantuvo la tasa Selic de referencia en un 15 % por tercera vez consecutiva y afirmó que mantener la tasa “por un período muy prolongado” debería ser suficiente para llevar la inflación de vuelta al objetivo del 3 %. Los 40 economistas encuestados por Reuters esperaban esta decisión, pero los mercados se sorprendieron por el tono más confiado que descarta efectivamente un recorte temprano.
Por qué importa para la movilidad global: la Selic fija el piso para los costos de crédito al consumidor y de hipotecas, que siguen siendo de los más altos en el G-20. Las asignaciones para vivienda de expatriados, vinculadas a las tasas hipotecarias locales o al alquiler de condominios, se mantendrán elevadas, y los paquetes de reubicación denominados en moneda extranjera podrían requerir ajustes al alza si el real fuerte persiste. La decisión también impacta en el costo de capital corporativo; las empresas que financien proyectos de reubicación o expansión en Brasil seguirán enfrentando costos de endeudamiento de dos dígitos.
El Copom redujo modestamente su pronóstico de inflación para 2025 a un 4,6 %, pero advirtió que los mercados laborales ajustados y el consumo —impulsado en parte por la nueva exención fiscal para la clase media— podrían aumentar la presión sobre los precios. Analistas de Capital Economics y Banco Inter han pospuesto las expectativas para el primer recorte de tasas hasta principios de 2026, y algunos advierten que un relajamiento fiscal podría incluso obligar a un aumento.
Para los equipos de RR. HH., las altas tasas de interés reales implican mayores intereses deducibles de impuestos en préstamos otorgados por el empleador al personal (un incentivo común en Brasil), pero también mayores cargos por ingresos imputados cuando las empresas subsidian la vivienda. Los responsables de programas deberían realizar pruebas de estrés en los presupuestos bajo la suposición de que la Selic se mantenga por encima del 12 % durante 2026.
Perspectiva cambiaria: una postura más restrictiva ha fortalecido al real hasta alrededor de R$5,40 por dólar estadounidense, reduciendo los costos de protección cambiaria en los paquetes de asignación, pero aumentando el precio local de los productos importados que suelen consumir los expatriados. Los departamentos financieros deberían actualizar sus modelos de balance y de pagos divididos en consecuencia.
Por qué importa para la movilidad global: la Selic fija el piso para los costos de crédito al consumidor y de hipotecas, que siguen siendo de los más altos en el G-20. Las asignaciones para vivienda de expatriados, vinculadas a las tasas hipotecarias locales o al alquiler de condominios, se mantendrán elevadas, y los paquetes de reubicación denominados en moneda extranjera podrían requerir ajustes al alza si el real fuerte persiste. La decisión también impacta en el costo de capital corporativo; las empresas que financien proyectos de reubicación o expansión en Brasil seguirán enfrentando costos de endeudamiento de dos dígitos.
El Copom redujo modestamente su pronóstico de inflación para 2025 a un 4,6 %, pero advirtió que los mercados laborales ajustados y el consumo —impulsado en parte por la nueva exención fiscal para la clase media— podrían aumentar la presión sobre los precios. Analistas de Capital Economics y Banco Inter han pospuesto las expectativas para el primer recorte de tasas hasta principios de 2026, y algunos advierten que un relajamiento fiscal podría incluso obligar a un aumento.
Para los equipos de RR. HH., las altas tasas de interés reales implican mayores intereses deducibles de impuestos en préstamos otorgados por el empleador al personal (un incentivo común en Brasil), pero también mayores cargos por ingresos imputados cuando las empresas subsidian la vivienda. Los responsables de programas deberían realizar pruebas de estrés en los presupuestos bajo la suposición de que la Selic se mantenga por encima del 12 % durante 2026.
Perspectiva cambiaria: una postura más restrictiva ha fortalecido al real hasta alrededor de R$5,40 por dólar estadounidense, reduciendo los costos de protección cambiaria en los paquetes de asignación, pero aumentando el precio local de los productos importados que suelen consumir los expatriados. Los departamentos financieros deberían actualizar sus modelos de balance y de pagos divididos en consecuencia.






