
También el 5 de noviembre de 2025, la Asociación Austriaca de Transporte Internacional por Carretera (AISÖ) publicó el texto de un nuevo decreto del Ministerio del Interior que prolonga los controles temporales en las fronteras terrestres con Eslovaquia y la República Checa hasta el 15 de octubre de 2025. Aunque la autorización anterior no expiraba hasta la próxima primavera, el gobierno afirma que esta renovación anticipada brinda seguridad jurídica para los despliegues policiales y para los operadores logísticos que planifican los horarios de verano.
Esta medida implica que todos los viajeros, incluidos los ciudadanos de la UE, deben seguir cruzando por los puntos de control designados, donde se pueden inspeccionar documentos de identidad y vehículos. Los transportistas reportan tiempos de espera de hasta 45 minutos en el concurrido cruce Kittsee-Jarovce, pero el Ministerio del Interior sostiene que los controles han reducido los casos de tráfico de personas “casi a cero”. Soldados de las Fuerzas Armadas austriacas continuarán apoyando a la policía en la gestión de carriles y patrullas móviles.
Para los responsables de movilidad corporativa, la extensión puede traducirse en posibles retrasos para los empleados desplazados que viajan diariamente de Bratislava a Viena, una práctica común debido a los menores costos de vivienda en Eslovaquia. Los empleadores deben recordar al personal que lleve pasaporte o documento nacional de identidad y, en el caso de nacionales de terceros países, un permiso de residencia válido.
En el ámbito diplomático, Viena ha notificado a la Comisión Europea conforme al Artículo 25a del Código de Fronteras Schengen. Aunque Bruselas suele aprobar estas extensiones, los críticos advierten que Austria está en su vigésima renovación consecutiva desde 2015 y corre el riesgo de socavar el principio de libre circulación de Schengen. No obstante, con una caída del 46 % en los cruces ilegales año tras año, parece poco probable que se produzcan nuevas flexibilizaciones antes de las elecciones federales de 2026.
Esta medida implica que todos los viajeros, incluidos los ciudadanos de la UE, deben seguir cruzando por los puntos de control designados, donde se pueden inspeccionar documentos de identidad y vehículos. Los transportistas reportan tiempos de espera de hasta 45 minutos en el concurrido cruce Kittsee-Jarovce, pero el Ministerio del Interior sostiene que los controles han reducido los casos de tráfico de personas “casi a cero”. Soldados de las Fuerzas Armadas austriacas continuarán apoyando a la policía en la gestión de carriles y patrullas móviles.
Para los responsables de movilidad corporativa, la extensión puede traducirse en posibles retrasos para los empleados desplazados que viajan diariamente de Bratislava a Viena, una práctica común debido a los menores costos de vivienda en Eslovaquia. Los empleadores deben recordar al personal que lleve pasaporte o documento nacional de identidad y, en el caso de nacionales de terceros países, un permiso de residencia válido.
En el ámbito diplomático, Viena ha notificado a la Comisión Europea conforme al Artículo 25a del Código de Fronteras Schengen. Aunque Bruselas suele aprobar estas extensiones, los críticos advierten que Austria está en su vigésima renovación consecutiva desde 2015 y corre el riesgo de socavar el principio de libre circulación de Schengen. No obstante, con una caída del 46 % en los cruces ilegales año tras año, parece poco probable que se produzcan nuevas flexibilizaciones antes de las elecciones federales de 2026.










