
Horas después de que un Boeing 777 de San Francisco a Delhi realizara un aterrizaje de precaución en Ulán Bator por una posible falla técnica, Air India lanzó el martes una operación de rescate de emergencia. El vuelo de traslado AI183, un Boeing 787-9 Dreamliner con 256 asientos, partió de Delhi la tarde del 4 de noviembre para recoger a 228 pasajeros y 17 tripulantes que habían quedado varados durante la noche en la capital mongola.
El vuelo original, AI174, se desvió el 2 de noviembre tras recibir alertas en la cabina que indicaban una posible anomalía en los sistemas sobre Siberia. Las autoridades mongolas autorizaron el aterrizaje seguro del avión de fuselaje ancho, pero los ingenieros necesitaron piezas especializadas no disponibles localmente, lo que obligó a mantener la aeronave en tierra. Air India coordinó con la embajada india y hoteles locales para ofrecer alojamiento, comidas y agilizar los trámites de visa a la llegada para los viajeros. Según la aerolínea, el vuelo de rescate tiene previsto regresar a Delhi en las primeras horas del 5 de noviembre, permitiendo que la mayoría de los pasajeros retomen sus conexiones nacionales ese mismo día.
Desde la perspectiva de la gestión de movilidad, el incidente subraya la importancia de la planificación de contingencias en rutas ultra largas que cruzan espacios aéreos remotos con opciones limitadas de desvío. Los gestores de viajes corporativos deben tener en cuenta la política de Air India de respetar las clases originales de los billetes en los segmentos de rescate, lo que evita disputas por diferencias tarifarias pero puede limitar la disponibilidad de asientos en rutas con alta demanda.
Los reguladores de aviación elogiaron la rápida respuesta de la aerolínea, calificándola como un “ejemplo ejemplar” de gestión de interrupciones. Sin embargo, el episodio plantea dudas más amplias sobre la fiabilidad de la flota envejecida de 777-200LR que Air India está retirando gradualmente tras su récord de pedidos de aeronaves a principios de este año. Los ingenieros volarán a Ulán Bator esta semana para inspeccionar el avión detenido antes de autorizar su traslado sin pasajeros de regreso a India.
El vuelo original, AI174, se desvió el 2 de noviembre tras recibir alertas en la cabina que indicaban una posible anomalía en los sistemas sobre Siberia. Las autoridades mongolas autorizaron el aterrizaje seguro del avión de fuselaje ancho, pero los ingenieros necesitaron piezas especializadas no disponibles localmente, lo que obligó a mantener la aeronave en tierra. Air India coordinó con la embajada india y hoteles locales para ofrecer alojamiento, comidas y agilizar los trámites de visa a la llegada para los viajeros. Según la aerolínea, el vuelo de rescate tiene previsto regresar a Delhi en las primeras horas del 5 de noviembre, permitiendo que la mayoría de los pasajeros retomen sus conexiones nacionales ese mismo día.
Desde la perspectiva de la gestión de movilidad, el incidente subraya la importancia de la planificación de contingencias en rutas ultra largas que cruzan espacios aéreos remotos con opciones limitadas de desvío. Los gestores de viajes corporativos deben tener en cuenta la política de Air India de respetar las clases originales de los billetes en los segmentos de rescate, lo que evita disputas por diferencias tarifarias pero puede limitar la disponibilidad de asientos en rutas con alta demanda.
Los reguladores de aviación elogiaron la rápida respuesta de la aerolínea, calificándola como un “ejemplo ejemplar” de gestión de interrupciones. Sin embargo, el episodio plantea dudas más amplias sobre la fiabilidad de la flota envejecida de 777-200LR que Air India está retirando gradualmente tras su récord de pedidos de aeronaves a principios de este año. Los ingenieros volarán a Ulán Bator esta semana para inspeccionar el avión detenido antes de autorizar su traslado sin pasajeros de regreso a India.









