
El corredor marítimo humanitario emblemático de Chipre, conocido como el Plan Amaltea, alcanzó otro hito importante el 4 de noviembre con el envío de 940 toneladas de suministros de emergencia desde Limassol al puerto israelí de Ashdod para su posterior distribución en Gaza.
El cargamento, coordinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores chipriota en colaboración con los Emiratos Árabes Unidos y la Oficina de las Naciones Unidas para Servicios de Proyectos (UNOPS), consistió principalmente en alimentos, consumibles médicos y materiales para refugios resistentes al invierno. Según las autoridades, esta entrega eleva a más de 27,000 toneladas el total de ayuda enviada a través del corredor desde su activación en marzo de 2024.
El corredor Amaltea se creó tras la congestión y peligrosidad crónica de las rutas terrestres hacia Gaza. Chipre aprovechó su proximidad geográfica —a solo 370 km de Gaza— y su infraestructura portuaria con estándares de seguridad de la UE para inspeccionar, sellar y enviar la carga, evitando así inspecciones secundarias israelíes. Esta garantía ha sido clave para los gobiernos donantes y ONG que buscan aumentar las entregas a medida que el conflicto se prolonga.
Para los gestores de movilidad global, el programa ha convertido a Limassol en un centro logístico de alta capacidad casi de la noche a la mañana. Empresas multinacionales con operaciones en el Mediterráneo Oriental ya utilizan las mismas instalaciones de control y seguimiento para trasladar personal expatriado y piezas críticas cuando el espacio aéreo regional se cierra temporalmente. Las navieras han añadido servicios de alimentación ad hoc, y las autoridades chipriotas han implementado visados exprés para personal humanitario, poniendo a prueba en tiempo real los sistemas de gestión fronteriza de Chipre antes de su esperada adhesión a Schengen.
De cara al futuro, Nicosia se muestra abierta a expandir el modelo a otras zonas de crisis. Las autoridades están elaborando un ‘Visado Permanente para Corredores Humanitarios’ que otorgaría derechos de estancia corta y entradas múltiples a trabajadores de ayuda y equipos técnicos corporativos que apoyen operaciones de socorro, un avance que podría consolidar aún más el papel de Chipre como puente estratégico de movilidad entre Europa y Oriente Medio.
El cargamento, coordinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores chipriota en colaboración con los Emiratos Árabes Unidos y la Oficina de las Naciones Unidas para Servicios de Proyectos (UNOPS), consistió principalmente en alimentos, consumibles médicos y materiales para refugios resistentes al invierno. Según las autoridades, esta entrega eleva a más de 27,000 toneladas el total de ayuda enviada a través del corredor desde su activación en marzo de 2024.
El corredor Amaltea se creó tras la congestión y peligrosidad crónica de las rutas terrestres hacia Gaza. Chipre aprovechó su proximidad geográfica —a solo 370 km de Gaza— y su infraestructura portuaria con estándares de seguridad de la UE para inspeccionar, sellar y enviar la carga, evitando así inspecciones secundarias israelíes. Esta garantía ha sido clave para los gobiernos donantes y ONG que buscan aumentar las entregas a medida que el conflicto se prolonga.
Para los gestores de movilidad global, el programa ha convertido a Limassol en un centro logístico de alta capacidad casi de la noche a la mañana. Empresas multinacionales con operaciones en el Mediterráneo Oriental ya utilizan las mismas instalaciones de control y seguimiento para trasladar personal expatriado y piezas críticas cuando el espacio aéreo regional se cierra temporalmente. Las navieras han añadido servicios de alimentación ad hoc, y las autoridades chipriotas han implementado visados exprés para personal humanitario, poniendo a prueba en tiempo real los sistemas de gestión fronteriza de Chipre antes de su esperada adhesión a Schengen.
De cara al futuro, Nicosia se muestra abierta a expandir el modelo a otras zonas de crisis. Las autoridades están elaborando un ‘Visado Permanente para Corredores Humanitarios’ que otorgaría derechos de estancia corta y entradas múltiples a trabajadores de ayuda y equipos técnicos corporativos que apoyen operaciones de socorro, un avance que podría consolidar aún más el papel de Chipre como puente estratégico de movilidad entre Europa y Oriente Medio.









